Así pasaron los días, que se convirtieron en dos meses; con Jungkook yendo al hospital día tras día para hablar con Soojin, la enfermera que le había hablado el primer día que él había estado allí

Habían formado una pequeña amistad en poco tiempo, y ella siempre se encargaba de informale al chico del estado de su novio; gracias a ella, los dos chicos habían podido hablar por teléfono unas cuantas veces, luego de las cuales el comportamiento de Taehyung cambiaba completamente y lograba calmarse.

Le dijo a Jungkook el infierno que habían sido los primeros días que Taehyung había estado allí. El recién nombrado se negaba a salir de su habitación en todo momento, igualmente negándose a comer y terminando siendo sedado al volverse agresivo, cosa que sinceramente no sorprendió ni un poco al rubio; y también le informó que las crisis se habían vuelto mucho más constantes, fuertes y difíciles de controlar y debido a que el chico de los ojos verdes se negaba a probar su comida, había perdió una cantidad considerable de peso.

Se encontraban tomando un café luego de que el turno de Soojin terminara, y como siempre, el tema de conversación principal, y casi único, era Taehyung.

-Jungkook, yo me he estado preguntado si te gustaría verlo.- La mujer habló, sabiendo que la respuesta era más que obvia.

El chico se quemó la lengua con su café y tuvo que escupirlo de nuevo en la taza, gesto que Soojin consideró asqueroso.

-¿Hablas en serio?- Habló mientras sostenía una servilleta contra su lengua y sus ojos estaban abiertos a tope.

El corazón de Jungkook parecía querer salirse de su pecho.

-Mañana tengo el turno nocturno y puedo hacer que alguien te deje entrar.- Le dedic una sonrisa. -¿Estás adentro o qué?-

-¿De verdad estás preguntando eso?- Jungkook se levantó de su silla lleno de entusiasmo. -¡Por supuesto que si! dios mío, Soo, te debo mi vida entera.- Gritó y la abrazó fuertemete.

-Sólo hay una cosa que debes tener en cuenta, pequeño; Taehyung ya no es el mismo chico que entró al hospital hace dos meses.